Uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la industria alimentaria en materia de seguridad es el control de Listeria monocytogenes en sus propias instalaciones. Varias son las razones que hacen que esta bacteria sea un quebradero de cabeza para los responsables de calidad. En primer lugar, L. monocytogenes es ubicua, y puede entrar en las instalaciones a través de los propios trabajadores (una vía de acceso frecuente es el calzado), de material cuyo nivel de higiene es deficiente, o de materia prima contaminada. Su difusión dentro de las instalaciones puede ocurrir a través de un carro, de un material que se utilice en diversas salas, de los trabajadores, de las materias primas contaminadas o incluso del producto alimenticio ya terminado.
¿Qué puede hacer la industria alimentaria para combatir L. monocytogenes? Por un lado, hay que diseñar las instalaciones de manera que no existan nichos de fácil contaminación. Además, las empresas deben confiar la higiene, limpieza y desinfección a empresas especializadas con recursos y conocimientos para combatir las infecciones. Finalmente, es fundamental que la propia empresa cuente con recursos propios para el autocontrol de sus instalaciones, de modo que pueda reaccionar con rapidez si descubre que puede tener una contaminación por L. monocytogenes.